RUTA 16: OLOR A FERODO. SENDAS DEL MONTE OTURIA.




Vaya rutazo que nos ha salido por tierras del Serrablo.







OLOR A FERODO

1 de mayo ·  · Tomadas en Yebra de Basa ( Sabiñánigo )
Vaya rutazo que nos ha salido por tierras del Serrablo.

Siguiendo la estela que dejó la ciclista francesa Muriel Bouhet en el Campeonato de España de 2012 circulamos por el camino que, según la leyenda, Santa Orosia recorrió para escapar de las tropas de los infieles.

Yebra de Basa se encuentra en los pies del monte Oturia, y en sus faldas se encuentran 8 ermitas. Después de una constante subida de 14 kilómetros con continuas lazadas al 9%, accedemos al mirador donde una gran cascada se despeña sobre una faja, en donde se encuentran incrustados los oratorios de San Cornelio y la de la Cueva.

Un poco más arriba, dominando sobre una pradera, nos situaremos frente al santuario de Santa Orosia, donde según dice la tradición, la Santa se apareció a un pastor para indicarle la situación de sus restos después de haber muerto martirizada.

Pero no hemos acabado aquí, la cima del Monte Oturia nos esta llamando, pero en su cresta, el enorme mojón de piedras de dos metros de altura nos esperará para otra ocasión, porque aunque apenas pasemos 60 metros bajo su vértice queremos visualizar una imagen difícil de olvidar.

La fotografía tomada a 1780 mts de altitud con las increíbles vistas de las fajas de Ordesa cubiertas con las últimas nieves de la primavera antes de que se disuelvan por el sol primaveral y de las Tres Soroes (Cilindro, Malboré y Monte perdido a la derecha) y agudizando la vista podemos vislumbrar la Brecha de Roldan, formará parte de nuestro perfil Facebook durante mucho tiempo.

Nos toca descender, y la silueta del neumático de Muriel todavía esta marcada el las sinuosas y bellas sendas. No podemos perder la atención, pero paramos un momento para observar, ahora hacia el oeste, la magnifica panorámica que de la Bal Ancha y la Bal Estrecha, desde Sabiñanigo hasta Jaca. Es curiosa la ondulada y alargada formación geologica conocida como Sierra de los Capitiellos que separa ambas “Bals”. Al fondo se yergue la reconocible silueta de Peña Oroel.

La senda es interminable, casi 20 kilómetros, señalizado con marcas blancas y amarillas en algunos tramos, nos va guiando por un umbrío bosque de pinos, bojes, quejigos e incluso algunas hayas en los pisos superiores, pero el perfil de la goma de la campeona esquiva las piedras mejor que nosotros y no nos salvamos de una caída sin consecuencias que afortunadamente acaba en risas.

Olor a ferodo. Ya me es familiar, durante un tiempo lo llevo notando, los frenos no dan más de sí.




Bellas imágenes desde la bifurcación de caminos en el collado del Monte San Cocoba en las faldas del Pico Otubia, a 1.700 mts de altitud. Detrás nuestro, las Fajas del Valle de  Ordesa. 

A la derecha las Tres Sorores    
( Cilindro, Malbore y Monte Perdido) cubiertos por las ultimas nieves de la primavera. 

Si afinamos la vista, aproximadamente en el centro de la instantánea observamos, según las leyendas, el  limpio corte en el farallón rocoso realizado por la espada Durandal conocida como la Brecha de Roldan.













Iniciamos nuestro recorrido en la población de Sabiñanigo y tomamos la carretera comarcal dirección a Yebra de Basa. 



















Dicha localidad se asienta en la falda de la Sierra de Purtiello, junto al río Basa, afluente del Gallego. Sus edificios son de estilo montañés, con escudos en las casas infanzonas, con arcos, chimeneas espantabrujas e iglesia parroquial del siglo XVI . 









Es conocida en todo el valle la peregrinación para ascender al monte de Santa Orosia
Todos los 25 de junio, la comarca del Alto Gállego se moviliza. En esta fiesta participan las cruces, romeros y banderas de los pueblos de la zona y la banda sonora la ponen los danzantes del palotiau acompañando al chiflo (flauta de tres agujeros) y salterio (tambor de cuerdas).
La ascensión al puerto se hace por un camino de herradura que parte desde la villa de Yebra (también hay pista para coches). La senda está salpicada por un conjunto de 8 ermitas entre las que destaca un conjunto rupestre con una preciosa cascada. El recorrido de este camino andando, que sigue el barranco del río,  nace en una fuente del santuario y costará 1 hora y media y merece la pena el esfuerzo de la ascensión aunque no se haga en el día de la fiesta por el paisaje que se puede contemplar.
Nosotros tomaremos la pista de tierra según indica el cartel junto a la primera de las ermitas.











El camino serpentea buscando el mejor trazado entre montes y vegetación. Curvas de herradura se suceden con pendientes del 9%. No requiere complicación técnica pero si esfuerzo y, en un maravilloso y soleado día, alguna gota de sudor se escapa atraída por la misteriosa fuerza de la gravedad. 

Un coche nos adelanta, y se nos queda mirando con incredulidad, baja la ventanilla, y nos dice: "Que huevos tenéis,  no subía yo en bicicleta aunque me pagarán."
Ja,ja,ja alguien nos ha animado el día.








Sobre nosotros algún ejemplar de águila o quebrantahuesos surca el cielo, pero no sabemos apreciarlo con claridad. Hasta ahora, toda la ruta tiene una especial sensación de tranquilidad y placidez.



  "Santa Orosia tiene una leyenda"



"Santa Orosia nació en Bohemia, hija de los reyes de este reino cristianizado por San Metodio en 880. Llegó a nuestras montañas, para desposarse con Don Fortuño Ximénez, séptimo y último conde de Aragón, en compañía de su tío San Acisclo Obispo, su hermano San Cornelio y mucha comitiva real.

Oyendo que los musulmanes estaban atacando el reino, para escapar de la persecución de las tropas infieles, se retiraron todos ascendiendo por una senda hasta una cueva de los términos de Yebra, pero descubiertos por los sarracenos, su caudillo Aben Lupo, atormentó y dio muerte a San Acisclo primero y luego a San Cornelio y a toda la comitiva.

Todo esto ocurrió ante la presencia de la santa para infundirle temor con el fin de que le cediera su belleza, hermosura y rara discreción, a la lasciva infernal de aquél lobo carnicero. Como la virgen se resistiera, lleno de furor, aquel lobo sarraceno mandó cortar los brazos y aserrar después las piernas y cortar su sagrada cabeza y mandó que aquellas santas reliquias fuesen arrojadas por el monte de Yebra, para pasto de las bestias.

Mientras la santa era martirizada, sintió sed y por medio de su intercesión manó una fuente cristalina que aún perdura y da lugar a una cascada que se despeña sobre la cueva.

Ocurrió todo esto por el año de 920. Sus reliquias estuvieron escondidas, habiéndose perdido la noticia, hasta que, a un pastor, se le manifestó el cuerpo y la cabeza.


 En la cumbre del monte de Yebra, y donde está la fuente referida, se encuentra la ermita de Santa Orosia, y antes de llegar a dicho sitio se ve debajo de una peña, otra iglesia donde se conservan las reliquias de San Acisclo, San Cornelio y la real comitiva, todas revueltas.

Hoy en día,el cuerpo de Santa Orosia es venerado en Jaca siendo la patrona de la villa y la cabeza en Yebra.

En interior de la ermita de "As arrodilla"  verdaderamente se puede apreciar una gran roca con dos huecos redondos hundidos y unos largos cortes en la piedra. La tradición dice que son las rodillas de la santa y cuando la espada la decapitó."












Nos desviamos del camino principal para detenemos a contemplar una imagen especial.

 Panorámica de la faja que alberga las ermitas de San Cornelio, La Cueva, San Blas y Santa Bárbara y la gran cascada. 

Podemos observar, si miramos más detenidamente, a la izquierda de la cascada, en el cortado inferior, las piernas de un senderista sumido en la penumbra.




"Quedamos un largo rato contemplando el vaivén de la cortina de agua mecida por el viento. 
Impregnados por la serenidad  y el silencio.  
Desde luego, este lugar tiene magia.

Es como si las capillas fueran depositarias de la paz de las montañas" 






Volvemos a la pista principal, sobre una alfombra de hierba y margaritas. Tenemos que seguir ascendiendo buscando nuevas sorpresas.










Llegados a este punto ya podemos ver la extensa pradera donde se encuentra el Santuario  y sobre la planicie la silueta clásica e inconfundible del mismo.

Un grupo de niños juega animadamente, y al vernos, nos invitan, divertidos a acercarnos a la fuente, que emplean como refrigerador natural para botellas de agua, Coca Cola y latas de cerveza. Son los encargados de custodiarlas y muy amablemente nos ofrecen lo que queramos tomar. Nos han visto pedalear y sudar en las anteriores cuestas y llegar aquí no es moco de pavo. Agradecemos sus intenciones, bromeamos con ellos pero no dejamos de beber de las aguas  frescas y clarísimas de la fuente que la santa milagrosamente creó. Dicen que, y no podía ser de otra manera,  el liquido abundante que mana de la fuente de tres caños es medicinal. 



En esta zona abundan los fósiles, pues el suelo que pisamos era fondo marino hace 80 millones de años. Crustáceos, caracolas...













La cima del Monte Oturia nos esta llamando, pero en su cresta, el enorme mojón de piedras de dos metros de altura nos esperará para otra ocasión, porque aunque apenas pasemos 60 metros bajo su vértice queremos visualizar una imagen difícil de olvidar.


La fotografía tomada a 1780 mts de altitud con una espléndida panorámica de la Cordillera Pirenaica. 



La visión se extiende  desde el Pirineo Navarro  hasta el macizo del Turbón en la comarca de la Ribagorza por lo que es considerado este punto como uno de los más espectaculares miradores de nuestra provincia.



Las gomas de nuestras bicicletas pisan las ultimas huellas de nieve, últimos neveros conservados mirando al Norte.





























Nos toca descender, y la silueta del neumático de Muriel todavía esta marcada en las sinuosas y bellas sendas.


Descendemos  buscando el sol  por las onduladas praderas, púes a este lado de la montaña la temperatura ha descendido bruscamente, a la vez que un aire agreste desliza las nubes en vuelo rasante junto a la cima. 

Algunos nos critican, dicen que llevamos la tienda de campaña encima, en nuestras mochilas, en cada salida, pero la experiencia nos demuestra una y otra vez que el tiempo es cambiante, y lo que una vez se anunciaba un día soleado se convirtió en una nevada y un frío espantoso. Por ello siempre llevamos ropa de sobra con nosotros.










Contemplando todo el Serrablo a nuestros pies 

Las vistas son impresionantes y no nos resistimos a detenernos un momento para contemplar la panorámica de toda la Bal Ancha y Bal Estrecha, desde Sabiñánigo hasta Jaca.

Es curiosa la ondulada y alargada formación geológica  de la Sierra de los Capitiellos que separa  ambas “Bals”. Al fondo se yergue la reconocible silueta de Peña Oroel.  


































La ruta entre sendas  se caracterizan por la espectacular belleza del entorno y sin ser mucha la marcada dificultad técnica de los descensos realizados, si que en algún punto te pone a prueba. Esculturas esculpidas por la naturaleza, o por la mano del hombre, nos dejan detalles increíbles.


La senda es interminable, casi 20 kilómetros, señalizado con marcas blancas y amarillas en algunos tramos, nos va guiando por un umbrío bosque de pinos, bojes, quejigos e incluso algunas hayas en los pisos superiores, pero el perfil de la goma de la campeona esquiva las piedras mejor que nosotros y no nos salvamos de una caída sin consecuencias que afortunadamente acaba en risas.

















Se acaba la senda junto al puente del río. Detecto algo:


"Olor a ferodo."


Ya me es familiar, durante un tiempo lo llevo notando, los 

frenos no dan más de sí.







En Sabiñanigo, principio y fin de nuestra ruta, junto al monumento a la mítica prueba Quebrantahuesos.









IBP: 162  ; 
http://la-iguana-juana.blogspot.com.es/2013/10/indice-ibp-calculo-de-dificultad-de-una.html

TRACKS:  

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6749602

http://www.sports-tracker.com/#/workout/badanas/809dhbd9g5dajc4s




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