MI TRABAJO EN DISNEY 2º AÑO
CUENTO DE NAVIDAD
Ya llegó la navidad, esas fechas señaladas donde todo el
mundo parece ser más feliz.
Nunca entenderé por qué, en este periodo, la gente
se vuelve más amable, resuda amor, amistad, comprensión por todos sus poros.
Jamás entenderé eses sentimiento de culpa que parece
invadirnos en estas vacaciones, volviéndonos más solidarios con los
necesitados. No importa lo poco que signifiquen para nosotros los niños desnutridos del África o las familias
españolas que dependen de la caridad para comer (cuyo número cada año aumenta
en proporciones desorbitadas); quizás nos den igual las selvas amazónicas, y el
calentamiento global; pero, en estas fechas, lo más seguro es que acabemos
solidarizándonos con los bancos de alimentos o colaborando con alguna ONG solo
para calmar nuestra conciencia y, respirar aliviados pensando que ya hicimos la
buena acción del año.
La Navidad también parece aumentar las historias de amor,
algunas de ellas realmente conmovedoras. Es bonito ver en Facebook cómo,
parejas de verano, separadas por un océano, volverán a reencontrase de nuevo.
Como en los cuentos, él cogerá un avión con destino Madrid, para verla,
recuperarla, y no volver de nuevo si no es con ella, quien dejará atrás su
viada madrileña para empezar una nueva como periodista en Ecuador. Porque las
princesas actuales ya no son como las de antaño. Ahora no se limitan a esperar
pacientemente; sino que ellas tienen un papel igual o más importante en el
reencuentro.
También empiezas a percibir como las predicciones del turrón
“EL Almendro” se hacen realidad un año más. Adviertes cómo la gente “normal”
vuelve a casa , de allá donde quieran que están, sea dentro de la Península,
Europa, o bien se hallen en un continente diferente. Te los imaginas felices,
con una maleta llena de regalos, y… de ropa sucia que lleva meses sin ser
planchada (porqué, que estudiante plancha cuando está fuera de casa).
Y tuyo, que nunca me consideré normal, que jamás entendí el
sentido de tanta reunión familiar, tanto cariño y amor repentino; que siempre
pensó que la Navidad la ha inventado “El Corte Inglés” (O Coca-Cola, diseñadora
del traje de Papa Noel, me da lo mismo), decido huir. Vuelvo a Disneyland para
trabajar en ese universo supuestamente mágico que no sería posible sin toda esa
gente que anda entre bastidores. Aunque nunca jamás lo admitiré en persona, en
parte me da penita irme, no estar para muchos reencuentros ni pasar la
Nochevieja en Zaragoza (eso, si mi bolsillo me lo agradece profundamente,
porque los cotillones son caríiiisimos). Muy probablemente, mi avión se cruzará
con muchos de los vuestros; solo que yo huyo al país de nunca jamás.
Ha pasado un año ya desde mi último CDD (Como dice algún
catalán, a mi Mickey solo me ve el pelo por navidad), pero todo sigue igual.
Sentada en IMA, ves pasar al portugués bipolar del año
pasado, y mentalmente, a pesar de ser atea, empiezas a rezar lo poco que
recuerdas. Piensas, mierda, mierda mierda, que no me reconozca. Pero él, que
sufre un trastorno de personalidad pero no le falla la memoria, te ve al
instante. Y te saluda amablemente. Si, si, amablemente. Según lo que dicen,
echarse novia parece que le sentó bien y que ahora es más normal. No obstante, por
si las moscas, deseas que le toque bien lejos de ti, que estas cosas nunca se
sabe cuando pueden regresar. Así que no puedes evitar alegrarte cuando le ves
con el uniforme de la pizzería Bella Nocte. BIENNNNNN!!!!!!! NO le vas a tener
que sufrir este año.
Seguirás teniendo que soportar intentos fallidos de ligoteo
de muchos italianos, pero por lo menos esta vez no te echarán la bronca. La
verdad es que el ambiente este año en el
Lucky es muy bueno. Un poco más sosete que las navidades pasadas, pero la gente
es super amable. EL primer día, cuando mi Team Lider me ofreció 5 minutos de
descanso me quedé muerta; claro que mayor fue mi sorpresa cuando ayer nos
reunió a todos para felicitarnos…. Inaudito. Realmente es una buena estrategia,
por fin parece que alguien entiende que la motivación laboral ayuda a aumentar
los rendimientos. Enhorabuena y gracias Jean Marc.
Sin embargo, a pesar del buen clima, echas de menos a tu
reducto español; hasta que, un día, una pelirroja te llama. Si, es ella, la
misma que te mostró cómo sobrevivir en el parque y te daba consejos tan sabios
como: Cristina, añadirle una é al final de las palabras en español no hace que
estés hablando en francés (dicho así puede parecer borde, pero el cariño con el
que pronunció esas palabras hará que las recuerde siempre). Nada ha cambiado
desde entonces. Vuelves a escribirle tu número en una servilleta, cómo la
primera vez, de nuevo criticar las políticas de empresas a la que ambas estáis
sometidas, y se te corre otra vez el rímel de reír ante las mayores tonterías
que puedas imaginarte.
Cuando ya parece que no puedes alegrarte más, cansada te
subes al bus, al que llevas una hora esperando, y allí están el catalán y el
barman del Silver, aquel que te llamaba Marieta y de cuyo nombre no te acuerdas,
o quizás nunca memorizaste).
Aunque han transcurrido para ellos varios CDD, te das cuenta
de que la magia de Peter Pan está esparcida por todo el parque, transformándolo
en un lugar donde parece que el tiempo no pasara; donde nunca pasa nada...
- La Iglesia de Saint Maclou: es una de las obras más importantes del estilo gótico flamígero (última etapa del gótico en cuyo estilo comienzan a advertirse motivos barrocos). Emplazada a dos pasos de barrio de los anticuarios, destaca por su fachada y, especialmente sus puertas centrales.
Sobre ellas se cierne un malévolo hechizo que lleva a los turistas a perderse entre sus monumentos, desviándose de sus destinos principales. Si bien este embrujo forma parte de la magia de la ciudad, en ocasiones conviene trazar una ruta sobre el mapa, para no olvidar visitar ninguno de los monumentos más significativos de la misma.
Disney, un lugar donde todo es
posible:
RAPTADA POR LOS BOMBEROS
Según todos
los anuncios publicitarios, Disneyland Paris es un territorio mágico donde todo
es posible; especialmente en navidad.
Para los visitantes, el parque es un
lugar donde hacer realidad sus sueños, pero, entre bastidores, en el backstage,
esta frase tiene otras connotaciones diferentes.
Para los trabajadores, la frase “todo es
posible” significa literalmente que te puede pasar cualquier cosa, y que cuanto
más extraña, marciana y extravagante sea; más fácil será que te ocurra.
Especialmente en navidad, fechas que parecen afectar a la cordura, ya de por si
escasa, de los trabajadores.
Para que os hagáis una idea, os voy a contar mi
última experiencia. Cuando creía que ya lo había visto todo, y que nada podría
sorprenderme, me sucedió lo siguiente historia.
Todo comenzó
un día de nochebuena. Tras mis 8 horas de jornada laboral salía yo a las 22:30
del Lucky Nuggets dirección a Imaginación, la central del backstage de Disney.
Caminaba tan tranquila y contenta, porque una compañera mía me iba a llevar en
coche a Pleyades, la resiencia (algo ya
extraño) cuando, de repente, del Brioche, un restaurante para empleados del
parque, sale un bombero y en perfecto francés, me dice a toda velocidad, que están celebrando el
cumpleaños de un compañero.
Quieren cantarle el cumpleaños feliz y grabar un
video, y me piden si es posible que entre al restaurante dos minutos.
Claro,
una, con toda su buena fe, cree que le van a dar la cámara para grabar a todo
un grupo de bomberos cantando un cumpleaños feliz, porque todos quieren
aparecer y quedar para la posteridad.
Pues no.
Primer error de novata.
Para sobrevivir a Disney hay un refrán español que
podría encajar: Piensa mal y acertarás. Las cosas nunca son tan fáciles.
Total que yo,
toda inocente, entro al restaurante, que habían cerrado para un grupo de
bomberos, y el personaje que me había parado mientras andaba por la calle saca
el móvil. Tú piensas, bueno ahora me lo da y les grabo y me voy. Pues no.
Se
ponen todos a cantar el cumpleaños feliz y te miran, mientras tú alucinas en
colores. Finalmente se te acerca el del cumpleaños y se hace una foto contigo.
Mi cara debía de ser un poema. No entendía nada, de nada (y sigo sin
entenderlo). No sabía qué hacer, así que para salir del paso acabé dándole dos
besos en la mejilla al bombero (que era lo que quería, supongo). Finalmente me
invitaron a quedarme a beber algo con ellos.
Por supuesto, en estas situaciones
el sentido común te dice que huyas. Y hay que hacer caso siempre al sentido
común. Así que, les dices que son muy majos, y declinas la invitación alegando
que sino pierdes el bus (aunque esa noche te vayas a ir en coche, pero eso
ellos no lo saben).
Bueno, pues
cuando la cosa no podría ser más marciana,
ves como uno de los bomberos coge una mandarina de un frutero, y te la
ofrece como un petit cadeaux de Nöel por la colaboración.
¿Y qué haces
en esta situación? Imaginaos, yo allí, vestida con el uniforme ese precioso del
Lucky, oliendo a hamburguesa, en un restaurante con unos 10 bomberos, y una
mandarina en la mano. Si alguien le encuentra alguna lógica, por favor que me
la explique. O mejor, que envíe su CV directamente a Disney pues está
perfectamente “capacitado” mentalmente para formar parte del personal.
Al final
terminé huyendo definitivamente con la excusa de perder el bus y muy dignamente
salí a la lluvia con mi disfraz y mi mandarina en busca de mi compañera de trabajo
para volver a casa.
Sin embargo,
quizás lo más gracioso fue el comentario de mi compañera. Tras no percibir
expresión de sorpresa alguna al terminar la historia, le pregunté que si no le
parecía raro, a lo cual me contesto con unas sabias palabras: ¿Por qué me
habría de parecer raro? Es Disney.
Efectivamente,
no lo podría haber descrito mejor.
Es Disney, un lugar donde todo es posible.
ESCAPADA AL PARÍS BOHEMIO
Hoy me
acerqué a uno de los barrios más peculiares y encantadores de París. Me
trasladé a la zona más bohemia de la ciudad más bohemia: Montmartre. Como su
propio nombre indica, fue fundado en lo alto de una colina durante la Edad
Media. En sus inicios era una zona de conventos dedicada al mártir Saint Denis,
patrón de París.
Posteriormente, durante la Revolución francesa, estas
construcciones fueron destruidas y, el barrio adquirió una función totalmente
diferente: se transformó en una comuna independiente que finalmente sería
anexada a la ciudad en 1860.
La plaza de Tertre es la plaza de los pintores,
uno de los lugares más concurridos de Montmartre.
Actualmente,
por sus cuestas interminables vagan pintores y poetas, compartiendo calles con
fotógrafos aficionados en busca de la mejor imagen de la esta encantadora
villa.
La colina
está coronada por la basílica del Sagrado Corazón. Fue construida en 1873 con
el fin de honrar a todos los caídos en las guerras prusianas y pedir el perdón
divino por todos los pecados cometidos en las mismas (como bien dice el refrán
“a Dios rogando, y con el mazo dando”…). Hoy en día un hervidero de turistas
rodeado de puestecillos callejeros de dulces franceses dispuestos a hacer el
agosto en estas fechas.
La basílica
tiene forma de cruz griega, y está adornada por cuatro bóvedas. A pesar de la
magnificencia de su arquitectura exterior, el interior, aunque bonito, no llega
a alcanzar el esplendor de las vídrielas que pueden encontrarse en Nôtre Dame.
Si algo podemos destacar, es su techo, el cual alberga el mayor mosaico jamás
realizado.
En el
exterior, a la derecha de la salida, unas escaleras pasan desapercibidas para
la mayor parte de viajeros. Conducen, pagando un módico precio de tres euros, a
la cripta. Esta dividida en una amplia nave principal desde donde se bifurcan
diferentes capillas dedicadas a diferentes cardenales que ha tenido la ciudad.
Cuando uno
entra en el interior de este mausoleo, lo primero que llama la atención en este
espacio es la calma, tranquilidad que reina. Lo más impresionante es el juego
de luces y sombras, gracias al cual en el interior de la misma se crea un
ambiente espiritual. Después, comienzas
apreciar un aura mística, mágica, que impera en la zona. Puede que solamente
sea debido a los juegos de luces y sombras, o la sugestión de los viajeros,
pero gran parte de los visitantes afirman que en esta cripta, se siente una
energía especial.
Como siempre
digo, París es una ciudad para dejarse llevar, por eso, una vez fuera ya de la
basílica, lo mejor es pasear por los alrededores de la catedral, y descender
por el parque hasta la base del monte.
Solo de este modo podréis disfrutar de las mejores vistas de toda la
ciudad. La panorámica de las calles que rodean la zona supera incluso a la que
puede obtenerse desde el Arco del Triunfo, o la Torre Eiffiel, y es gratuita.
La prisa de los turistas les impide
conocer la historia de amor más bonita
de todo París.
La mayor
parte de los turistas, simplemente visitan la zona para ver la plaza de los
pintores, y la basílica. Toman el funicular que les traslada desde la plaza
principal, donde se congregan los retratistas más pesados en busca de víctimas
inexpertas que estén dispuestas a pagar por la turistada del día; hasta la
iglesia del Sagrado Corazón.
Tal es su prisa, que la gran mayoría apenas llega
a conocer que la historia más bonita de amor tuvo lugar a escasos metros de la
parada de Metro de Abbesses, donde se bajaron. De hecho, si no hubiera sido por
mi compañera de habitación, yo misma lo hubiera obviado.
EL músico
francés Frédéric Bacon, como buen discípulo de Philéas Fogg soñaba con dar la
vuelta al mundo. Inspirado en la más famosa frase de amor, te quiero, decidió
crear un muro de 40 metros cuadrados, recubierto con 612 azulejos en el jardín
de la plaza Jeac Rictus, para coleccionar te amos. Primero le pidió a su
hermana menor que escribiera esta frase mágica. Después, hizo lo mismo
dirigiéndose a sus vecinos y amigos de diferentes nacionalidades. Coleccionó
más de 300 formas de declarar cariño que fueron escritas por Claire Kito con
diferentes caligrafías. Así en el 2000
se inauguró finalmente “Le mur de les je t’aime”; o el muro de los te quiero, en mi opinión el lugar
más romántico de todo París.
Así que, en
honor a mi colloc de Disney: Maite Zaitut
Siguiendo
con la ruta sentimental, pasando por la cafetería de los reencuentros, me dirigí
hacia la plaza Pigalle. No puede evitar hacer una parada Brioche Dorée, por si en su interior quedaba algún
bombero procedente del parque de Disney. Sin embargo, esta vez en su interior
solo encontré café y pastas, pero nadie que intentara secuestrarme de nuevo.
Dejando de
lado la curiosa historia de la otra noche, esta plaza no es famosa este bar,
sino porque en ella comienza la conocida calle Boulevard de Clichy; y con ella
el ambiente cambia radicalmente de forma algo abrupta. Pasamos del
sentimentalismo al dominio de los Sex Shops, el feudo de cabarets donde reina
el Mouline Rouge.
El Mouline Rouge no es más que un famoso
cabaret que tuvo su máximo apogeo durante la Belle Époque. Descrito por Andrey Berly como la
taberna del infierno, ha sido escenario de numerosas películas que lo han hecho
famoso, razón por la cual parece ser una visita obligada, aunque realmente su
exterior deja un poco que desear.
Dado que
París es una ciudad muy práctica, pues como dice el dicho todos los caminos
llevan a Roma, (o, en este caso al Louvre), me atreví a callejear un poco. Cual
fue mi sorpresa cuando, bajando por la rue Blanche, de repente, me topé sin planearlo
con la Iglesia de la Trinidad. Es un templo del S.XIX que no tiene nada que
envidiar a la basílica del Sagrado Corazón. Cuenta con varias puertas, tanto
laterales como principales, abiertas al público.
Yo, muy inteligente de mi,
para acortar un poco mi trayecto, decidí entrar a través de una de las puertas
que dan a la izquierda de la nave. Pero lo que yo no sabía es que todo el
interior de la misma estaba adornado con figuras del belén hechas en una
especie de papel maché un tanto siniestro.
Ya os podéis
imaginar el susto que me di cuando, al ingresar por una de las entradas
auxiliares encontré frente a mí, repentinamente, una estatua blanca como la
nieve, de morfología un tanto extraña, cubierta de velos, en la penumbra de una
iglesia. Afortunadamente me contuve sin soltar ningún improperio, pero la
expresión de mi rostro debía ser muy clara; tanto, que una de las abuelillas
que rezaba en un banco, comenzó a reírse sin parar nada más verla.
Cuando por
fin conseguí recuperarme y mis pulsaciones volvieron a niveles normales,
reemprendí la marcha. Salí del templo y me dispuse a bajar por la Rue Lafayet,
pasando junto a las galerías del mismo nombre, las cuales habían sido tomadas
por una marea de turistas japoneses que estaban haciendo las compras de
navidad. Ayyy, quien pudiera tener su cuenta bancaria para permitirse caprichos
en este lugar.
Seguí por
Rue Halléy para salir a Opera. Junto a la escuela de música, una multitud se
agolpaba frente a unos altavoces y una guitarra. Uno de los mejores artistas
callejeros que he oído ponía música a la escena. Embelesados turistas y locales
nos detuvimos a escuchar de su voz canciones como What a wonderfull Word o
Wonderwall.
Diferentes estilos, diferentes autores, nos retenían, nos
embelesaban. Sabíamos que debíamos continuar el viaje, pero, bajo el embrujo de
una guitarra éramos incapaces de movernos. Solo contemplábamos la escena de un
atardecer parisino que gozaba de banda sonora propia.
Sin embargo,
todo se acaba. Desgraciadamente, llegó el intermedio de su particular concierto,
devolviéndonos a la realidad.
Reemprendí la vuelta a casa por la Avenue de
l’Opera pasando por Louvre, para finalmente, continuar un poquito más hasta
Châtelet, donde mi tren RER A me estaba esperando para devolverme a la residencia
de Serris. Como se puede ver es imposible perderse en París, porque, cuando
menos te lo esperas, aparece un monumento conocido que guíe tus pasos y te
ayude a ubicarte.
Fotografias:
¿QUE GUSTO TENDRÁN LAS LAGRIMAS DE JUANA DE ARCO?
Los niños,
al llegar a Disney, lo primero que hacen es ir corriendo, con toda la ilusión
del mundo a abrazar a su personaje preferido.
Cuando un
trabajador llega a al parque, tiene una reacción similar. El primer día suele
lanzarse a la carrera, lleno de esperanzas. Pero esta vez la razón de sus
prisas no es Mickey, Donald o Goofy. Lo que el CDD (o trabajador de Disney) ansía
es conocer sus horarios, y algo más importante, su días “en repos” (días
libres).
La primera
vez que mi compañera y yo vimos nuestro planing de navidad este año no pudimos
menos que desmotivarnos. Teníamos 5 días libres (mucho para dos semanas, lo
cual posiblemente implicara que nuestro cheque se vería considerablemente
afectado.) Pero, por si esto fuera poco, estos estaban agrupados en dos
periodos de mini-vacaciones. Viernes sábado y domingo, y luego sábado y
domingo. Mucha gente no comprenderá nuestras quejas iniciales. Que afortunadas
fuisteis, pensarán- Sin embargo, tener los días agrupados de esta forma supone
trabajar 6 jornadas consecutivas en periodo de temporada alta. Algo, que por
experiencia resulta mortal. Quizá hubiéramos preferido tener algún día suelto
en mitad de la semana, para descansar de los huéspedes insípidos que no te
dedican ni una sonrisa.
Peor bueno,
los horarios estaban cuadrados así, y no había forma de moverlas. Lo único
posible era resignarnos.
-¿Y
qué hacemos tantos días off seguidos? -Me preguntaba mi compañera de
habitación. -Además nos coinciden dos de ellos.
-Lo normal
sería bajar a París (le contesté con tono neutro, como de quien dice que se va
a comprar el pan, porque una vez que estás en Disney, no asimilas la suerte que
tienes de tener la ciudad de la luz a solo 40 minutos en cercanías).
-
Ufff -resopló ella- pero tantos días en París,,, Tenemos que pensar algo
diferente. Podríamos hacer un viaje.
Y una, que
se apunta a un bombardeo, a la que le falta bien poco para echarse la mochila
al hombro, aceptó de inmediato. Empezamos a mirar destinos, trenes, albergues y
la idea empezó a tomar forma. Iremos a Bruselas, en Bélgica, dijimos; pues,
solamente está a hora y media en TGV o 3 horas en bus (que es más económico).
Teníamos
todo dispuesto; albergues mirados, guías de la cuidad, etc. Pero, las cosas
nunca son tan fáciles. Cuando el jueves ya nos disponíamos a comprar los
billetes, surgió un pequeño problema. El único bus de vuelta cuyos horarios nos
coincidan bien, estaba lleno. El TGV, demasiado caro.
¿Y ahora qué
hacemos? ¿Tres días en París? No, tenemos que idear un plan B. Empezamos a
mirar destinos que nos permitieran ir y volver en el día, de esa forma nos
saldría más económico. Ya estábamos casi desesperadas. Sin embargo, de repente,
se me ocurrió una idea: Mira Normandía.
-¿Normandía?
- Si,
Normandía,
-
Pero, Normandía es muy grande.
- Tú pon en
google Normandía y la primera ciudad que aparezca- le dije.
-
Ummm, veamos… ¿Qué te parece Rouen?
- Vamos a lo
importante, ¿Cuánto cuestan los trenes?
-
19 euros ida el TGV
-Entonces me
parece perfecta.
La primera
idea era salir hacia allí el sábado por la mañana. Viajaríamos en el RER A
hasta París Auber y luego desde allí haríamos una conexión en la estación de
San Lazaro, que está cerca.
Ese día
salimos media hora más tarde lo previsto (lo cual entra dentro del rango que se
considera aceptable). Como siempre caminamos desde la residencia hasta la
estación, para tomar el RER A hasta Auber. Fue aquí donde empezaron nuestros
problemas. La estación de metro resultó ser peor que el laberinto de Alicia en
el País de las Maravillas. Como dos ratones en busca del queso empezamos a
recorrer sus pasillos, pero todos nos llevaban al mismo sitio, al punto de
partida. Había pasado una hora y no habíamos conseguido encontrar las vías. Un
desastre.
Desanimadas,
decidimos salir y volver a entrar; quizás ver la calle nos ayudara a
orientarnos. Sin embargo, justo antes de la salida, allí estaba el mostrador de
información y venta de billetes. Miramos el reloj. Ya eran las 12. Ufff, sería
un poco tarde para ir hasta Normandía. ¿Qué hacemos? Pensamos, porque mañana es
domingo y allí estará todo cerrado, pero hoy, para cuando lleguemos, la ciudad
estará casi muerta. Y tampoco tenemos plan para hoy.
Tras un rato
debatiendo pros y contras llegamos a una solución. Iríamos en domingo, al día
siguiente, pues los monumentos no suelen cerrar los festivos. Hoy habíamos ido
de avanzadilla como en la guerra, solo a comprar los billetes. Y el resto del
día, ya lo rellenaríamos con algo que ver por París.
Pasó casi
todo un día, una noche; y un despertador sonó. Como el día anterior nos
calzamos las botas, sándwiches a la mochila para caminar hasta la estación de
RER con destino Auber.
Volvimos
recorrer sus interminables pasillos para acabar en lo que nosotras creíamos que
era la Gare de St Lazaro. Pero ¿dónde estaban los trenes? Si, fue aquí donde
ayer sacamos el billete, pero no hay rastro de ninguna vía. Y ahora ¿Qué
hacemos? Corrimos en todas las direcciones, pero nada. Salimos de estación, entramos
por otra salida, pero volver al mismo punto. 10 minutos para que salga el tren
que queremos coger.
Desesperadas
nos acercamos a unos militares que pasaban por la calle.
Bonjour, ¿La estación de St LAzaro, del SNCF?-
soltamos de una tirada.
Por allí, al
final de la calle a la derecha.
¿Pero,
entonces no es aquí? pensamos, echando a correr. Creíamos que no llegábamos,
que nuestro plan no iba a pasar de un mero proyecto. Pero no. El tren seguía
allí, y casi como Indiana Jones, entramos en el primer vagón antes de que se
cerraran las puertas.
Eran las 11,
y lo habíamos conseguido. Ahora solo teníamos que encontrar un sitio entre las
maletas y los pasajeros.
Aquello era increíble. Estábamos en París camino de Normandía.
Mientras
atravesamos verdes paisajes a toda velocidad escucho como mi compañera me
preguntaba algo: ¿Cómo se te ocurrió Normandía? Me preguntó mi compañera.
Porque tampoco es que este excesivamente cerca.- Me decía.
Bueno, la
verdad es que la idea de visitar Normandía llevaba tiempo rondándome la cabeza.
Normandía es una región que tiene su origen en pueblos celtas. Después de la
ocupación romana, fue invadida por los Francos. Posteriormente sufrió sucesivas
invasiones de vikingos, que saquearon la ciudad. Para poner fin a tal época de
inseguridad, el rey Carlos III de Francia llegó a un acuerdo con el jefe
vikingo Rollon. Carlos III le concedería
la región como un ducado a cambio de que protegerla de los ataques.
Ya en la
edad media, Guillermo el Conquistador, descendiente del Duque de Normandía,
invadió Inglaterra, transformándose en el Rey Guillermo I de este país. Hasta
su muerte ambos territorios continuaron unificados (de ahí la semejanza de sus
arquitecturas). Durante el siglo XII este territorio alternaba periodos de
fidelidad a Inglaterra y a Francia, según conviniera al rey de turno.
Finalmente, las desastrosas campañas militares de Juan I de Inglaterra,
hicieron que Normandía se terminara integrando definitivamente como región
francesa.
Pero, Inglaterra,
no iba a quedarse con los brazos cruzados. Tropas inglesas decidieron ocuparla
por la fuerza durante la Guerra de los Cien Años (1346-1360) y entre 1415 y
1450. También jugó un papel importante en la Segunda Guerra Mundial y a su
desembarco.
Actualmente,
Normandía es un departamento de Francia, pero cuya historia siempre ha estado
my ligada a la inglesa, de ahí que su arquitectura medieval influyera en este
país, y por la cual es tan conocida.
Con esta
explicación, tras hora y media de viaje llegamos a la estación de Rouen.
Rouen es la
capital de la Alta Normandía y del departamento del Sena Marítimo (si, por esta
ciudad también pasa el famoso Sena y sus tres pequeños afluentes, el Aubette,
Robec y Cailly).
Fue apodada por Víctor Hugo como la
“Ciudad de los Cien Campanarios” y Stendhal la denominó como “La Atenas del
Gótico”
pues, a
pesar de sus pequeñas dimensiones, no hay rincón que no esté dominado por una
Iglesia. Pero no por iglesias cualquiera, sino que cada una de ellas es la máxima
expresión del gótico. Nervios de piedra ascienden hasta el cielo haciendo
innecesarios los gruesos muros del románico y son sustituidos por paredes
pintadas en vidrio donde historias sagradas, santos y profetas, ángeles y apóstoles,
propician una luz extraña que hace especular sobre si has alcanzado la morada
celestial.
¡Sus habitantes
debieron de ser muy devotos!
EL nombre de
Rouen procede del celta Roto (incierto) y Magus (llanura), y durante le Edad
Media fue la segunda ciudad más grande de toda la Galia, solamente superada por
Lyon.
En 911, la
ciudad se convirtió en la capital del ducado de Normandía.
En
Rouen todo recuerda a Juana de Arco.
Aunque es
una ciudad con grandes episodios históricos, existe un aura que impregna la leyenda
de Juana de Arco. La Basílica de Saint Ouen albergó a la Doncella de Orleans durante
su cautiverio mientras se realizaba su juicio, y como sus acusadores no
encontraron motivos suficientes para condenarla tuvieron valerse de una trampa
y condenarla por hacerse pasar por hombre en las batallas. En la basílica se le
consideró hereje, hechicera y se le excomulgó.
Juana de
Arco fue juzgada y quemada un 30 de mayo de 1431 a los 19 años de edad. Aun hoy
se puede observar el emplazamiento de la hoguera en la plaza del Viejo Mercado.
Como ultimo deseo, la Doncella pidió a los presentes que levantaran una cruz en
el momento se su muerte para estar más cercana a Dios y tener más fuerza. En
1945 la madre consiguió que el Papa revisara su proceso, y en el mismo sitio
que se condenó fue rehabilitada. Desde entonces Rouen fue castigada con plantar
y mantener una cruz en el lugar que fue quemada.
¿Qué gusto tendrían las lágrimas de Juana de Arco?
La pregunta parece impensable, pero en el casco antiguo de
Rouen –la capital de Normandía, en el norte de Francia– un chocolatier experto
parece tener la respuesta, y con gran maestría la tradujo en bombones con este
nombre algo melancólico pero sin duda llamativo. Por eso es difícil pasar y no
probarlos, para descubrir que las lágrimas de Juana de Arco tienen gusto a
chocolate amargo mezclado con almendras tostadas y caramelo.
La ciudad
fue importante especialmente por el comercio. Los mercaderes ruaneses
monopolizaban la navegación por el Sena, exportando a Inglaterra vinos y trigo
e importando lana y estaño. Todavía hoy como vestigio se pueden encontrar
mercadillos ambulantes de artesanía los domingos junto a la catedral.
Además de la
Torre de Juana de Arco, la cual se ve casi desde la estación, otros edificios
de visita obligada son:
- La Iglesia de Saint Maclou: es una de las obras más importantes del estilo gótico flamígero (última etapa del gótico en cuyo estilo comienzan a advertirse motivos barrocos). Emplazada a dos pasos de barrio de los anticuarios, destaca por su fachada y, especialmente sus puertas centrales.
- Escuela de Bellas Artes o atrio de Saint Maclou En sus orígenes se trato de una necrópolis
medieval destinada a servir de cementerio para los muertos por la Gran Peste
negra. Los edificios rodean un inmenso osario y están decorados con una danza
macabra y motivos mortuorios
- Abadía de Saint Ouen:
fundada en torno a una basílica funeraria merovingia, albergó la vida monástica
hasta 1790. A pesar de que una pequeña parte fue destruida, todavía hoy se
observa el esplendor de la misma. Quien fuese eclesiástico en esa época para
poder recorrer sus laberínticos pasillos a su antojo.
- La Iglesia de Sant Jeanne de Arc: Monumento erigido en 1979
para homenajear a la heroína nacional Juana de Arco. A pesar de que
impresionantes vidrieras queda eclipsada por el resto de monumentos de la
ciudad.
-
Reloj Grande: Como su
propio nombre indica, el principal motivo de este monumento es un reloj, pero
no es un reloj cualquiera. Ubicado en un atalaya arcada alberga una de las
maquinarias más antiguas de Europa que funciona desde el siglo XIV. El reloj es
sensacional, uno de los primeros en ser astral, pues daba la hora, las fases de
la luna y los días de la semana. Hoy en día no se construyen relojes como este.
-
Parlamento de Normandía:
es una de las más importantes y bellas obras de arquitectura de la Edad Media.
Se construyo destinada a albergar el Locutorio de los Burgueses y el Ministerio
de Economía y Hacienda de Normandía en 1499.
Actualmente sigue albergando el Ministerio de Justicia Normando.
-
Hotel de Bourgheroulde: o como mi compañera de habitación
la denominó, la torre de Rapunzel, pues verdaderamente parece que en cualquier
momento sus largas melenas vayan a descender por la misma. Actualmente es un
hotel de lujo rehabilitado a partir de las ruinas de un palacete renacentista.
- Y por
último, el monumento más apabullante de todos: la Catedral
de Nôtre-Dame:
Construida a partir de mediados del siglo XII en el
emplazamiento de la antigua catedral romana, en la plaza principal, es el
monumento más importante de la ciudad, eclipsando al resto de iglesias de la
zona. A pesar de ser menos conocida, no tiene nada que envidiarle a su tocaya
parisina. Su apabullante fachada, los techos altos, que a una le hacen sentirse
pequeña en medio de su planta de cruz, y ese órgano majestuoso, hacen que una
quede perdidamente enamorada. Además, la música de fondo, que sale de sus
altavoces ayuda a crear un aura mágica, inigualable. Por eso no es extraño que
todavía hoy sirva de escenario a espectáculos de luz y sonido, conciertos.
En el
interior de la catedral se encuentra
el
corazón más valorado del medievo.
Como
curiosidad en honor a los amantes del medievo, y las cruzadas, en la cripta de
esta catedral se encuentra reposando el corazón del Ricardo I de Inglaterra: el
famoso Ricardo Corazón de León
Si por algo
es conocida Rouen en el mundo entero es por la famosa serie de pinturas que
realizo Claude Monet sobre su catedral. Abstraído en demostrar que la belleza
de los objetos variaba según la luz que incidía sobre ellos, llego a alquilar
una casa frente al templo gótico y con una paciencia insistente llego a
pintarla en 31 ocasiones, desde los primeros rayos de luz matutina, a pleno sol
o en los últimos albores del ocaso. El pintor esperaba, cada día el momento
idóneo, aunque a veces fuera efímero, un solo instante, un solo suspiro de
luminiscencia que fuera suficiente para dar dos pinceladas, y así esperar el
encuentro del astro solar hasta el día siguiente, a merced de una nube pasajera
o una niebla matinal. Como una perfecta metáfora del paso del tiempo y de la
vida, realzando la belleza con trazos sutiles, perfectos, consigue que las
piedras cobren vida.
Como
apreciareis, la ciudad de “los cien campanarios” tiene su nombre bien merecido,
pues es imposible al vagar por sus calles, pisar sus adoquines envejecidos por
el tiempo, extraviarse entre sus callejuelas rodeadas de casas de fachadas
entramadas, desviarse para respirar el ambiente de un rincón escondido y topar con
un templo o monumento, cada cual todavía más hermoso y mágico que el anterior.
Y ya sabéis, no todas las lágrimas son
amargas.
Vagar por las
calles de París
Vagar por
las calles de París no es tarea fácil.
Sobre ellas se cierne un malévolo hechizo que lleva a los turistas a perderse entre sus monumentos, desviándose de sus destinos principales. Si bien este embrujo forma parte de la magia de la ciudad, en ocasiones conviene trazar una ruta sobre el mapa, para no olvidar visitar ninguno de los monumentos más significativos de la misma.
Una de más conocidas es la línea de la Rosa. En realidad se
trata de una reinvención moderna del antiguo meridiano de París calculado por
Arago, el cual, durante muchos años, compitió con el Greenwich por el más
importante del mundo.
Actualmente, ha quedado relegado a un segundo plano, formando
una línea de 135 medallones dorados de 12 cm de diámetro diseñados por el
artista holandés Jan Dibbets que recorren la ciudad de norte a sur. A pesar de
que algunos de ellos han sido sustraídos, y otros se encuentran en mal estado,
todavía hoy es posible que los turistas más aficionados a Dan Brown recorran y sigan
este recorrido que se hizo famosa tras su aparición en el Código Da Vinci.
Algunos de los monumentos más importantes que se encuentran
en su transcurso son:
o
Observatorio
de París: fundado en 1667 es el centro de investigaciones astronómicas más
importante de Francia y el más antiguo del mundo aun en uso. Las visitas a este
templo del saber debe preverse con antelación y realizare en grupos. En él
destacan sobre todos las pinturas de sus techos, así como sus cúpulas de
belleza sublime.
o
Jardines
de Luxemburgo: Diseñados la reina María de Medici, esposa de Enrique IV son los
jardines más bellos de París, llegando incluso a equiparar a los de Versalles.
En 1615, Maria de Medici, cansada de la vida en el Louvre, y de ese edificio,
según ella de estética medieval, decidió ordenar la construcción de un palacio
de estilo italiano, hecho a su medida, que le recordara a la Florencia de su
niñez.
Con el paso del tiempo, fueron adhiriendo los terrenos colindantes, hasta que alrededor de 1800 los jardines llegaron a su máximo esplendor. Durante la revolución francesa, el palacio terminó convirtiéndose en Prisión, y en la Segunda Guerra mundial, los jardines se transformaron en un bunker de guerra alemán. Actualmente, han recobrado de nuevo parte de su belleza original albergando numerosas especies vegetales, aíi como espacios para la realización de cursos de arvicultura, apicultura, o juegos para niños. Por su parte el Palacio, alberga actualmente las asambleas del Senado francés.
Con el paso del tiempo, fueron adhiriendo los terrenos colindantes, hasta que alrededor de 1800 los jardines llegaron a su máximo esplendor. Durante la revolución francesa, el palacio terminó convirtiéndose en Prisión, y en la Segunda Guerra mundial, los jardines se transformaron en un bunker de guerra alemán. Actualmente, han recobrado de nuevo parte de su belleza original albergando numerosas especies vegetales, aíi como espacios para la realización de cursos de arvicultura, apicultura, o juegos para niños. Por su parte el Palacio, alberga actualmente las asambleas del Senado francés.
Al mediodía del solsticio de invierno, la luz del sol entra por la ventana incidiendo en la línea de latón situada en el suelo, paralela a los meridianos de la Tierra, hasta alcanzar un obelisco.
o
Saint
Suplice: La iglesia de Saint Suplice es la segunda iglesia más alta de la
ciudad. Se trata de un templo románico
que data del siglo XII. Construido en honor al obispo suplicio Pio en su
interior alberga un sistema para la determinación de los equinoccios y así
poder predecir cuándo caería la Pascua. Este sistema, ideado por el inglés
Henry Sully consiste en una línea de latón, paralela a los meridianos de la
tierra, que se extiende hasta un obelisco de mármol de 11 m de altura. Justo a
la venta, se instaló también un sistema de lentes, de tal forma que, al mediodía
del solsticio de invierno (21 de diciembre), la luz del sol entra por la venta,
incidiendo en la línea de latón desde el suelo hasta el obelisco, mientras que
en los equinoccios, (21 de marzo y 21 de septiembre) a medio día la luz toca un
plato oval situado delante del altar.
o
Museo del Louvre: Es
el museo más famoso de todo París. En él se exponen todo tipo de obras
artísticas anteriores a la época impresionista. En sus orígenes, fue un
castillo que más tarde sería reconvertido a Palacio Real. Fue finalmente
Catalina de Médicins, la encargada de esbozar el gran palacio que actualmente
es. Tras la revolución francesa, con el fin de la monarquía, el palacio fue
destinado a fines científicos y artísticos, siendo finalmente ocupado por la
Academia. El mueso fue modernizado en 1980. Quizás el elemento más emblemático
desde entonces fue la controvertida pirámide de cristal, ideada por Leoh Ming
Pei para centralizar el acceso de los visitantes
o
Palacio Real: es un
complejo construido por el cardenal Richelieu
que sirvió como residencia de la madre de Luis XIII y del propio Luis
XIV durante la regencia de Felipe de Orleans. Además de por su emplazamiento
único y su maravillosa arquitectura es famoso por los jardines que se emplazan
en su interior.
o
Biblioteca Nacional de
Paris (BnF) es una de las bibliotecas más importantes del mundo. Se estima que
sus colecciones superan los treinta millones de volúmenes, y por decreto debe
contener una copia de todos los libros publicados en Francia. Surgió como la
biblioteca del rey Carlos V, sus colecciones pasaron por Blois y Fontainebleau,
hasta que tras muchas mudanzas terminó por instalarse definitivamente en este
edificio. En la actualidad está a cargo del ministerio de Cultura.
o
Opera Nacional de
Paris (Academié Royale de Musique): A pesar de los numerosos contratiempos que
amenazaban su construcción, este palacio fue inaugurado en 1845. De estilo
neoclásico, sus elementos decorativos suntuosos y abarracados simbolizaron el
triunfo definitivo de la burguesía del siglo XIX, como símbolo de su poder,
riqueza y opulencia.
Quizás muchos opinen que seguir los pasos de un intrépido
Robert Landogm en la novela de intriga “El Código Da Vinci” no sea la mejor
forma de captar la magia del ambiente parisino, ya que ésta es una ciudad para
disfrutarla con calma, y no para iniciar una carrera contrarreloj a través de
sus calles.
En este sentido, fue Woody Allen en la película “Medianoche
en París” quien mejor supo plasmar la esencia tanto del París actual, como de
épocas pretéritas.
“I sometimes think how is anyone ever gonna come up
with a book, a painting, a symphony or an sculpture that can compete with a
great city. Because you can look around and every street, every boulevard is
its own special art form”
Como el personaje Gil Pender afirma, las propias calles de
Paris son un museo en si mismas que albergan la mejor obra de arte de la
ciudad: sus edificios. En busca de
cumplir sus mayores anhelos, Gil pasea entre los principales monumentos de la
ciudad, a caballo entre el S. XXI y la Belle Époque francesa. Algunos de los
principales escenarios que fueron testigos de esta maravillosa historia de amor
fueron:
o
Puente
de Alejandro III: “París es más bella con lluvia” concuerdan Gil y Gabrielle
cuando empiezan a caer las primeras gotas, bañando de romanticismo este final
inolvidable sobre el Sena. El Puente de Alejando III conecta los Inválidos con
el complejo formado por el Gran Palais y el Petit Palais. Surgió como un
proyecto de la 1º Exposición universal de París para aliviar el tráfico de la
ciudad, pero más tarde, debido a su belleza, en 1975 fue declarado Monumento
Histórico de Francia.
o
Palacio
Chaillot: situado junto a la Torre Eiffiel, solamente separado por el Sena,
este palacio fue construido por Napoleón en 1806 en honor a su victoria sobre
los prusionanos, para su único hijo, el Rey de Roma. La plaza fue remodelada y se cambió su nombre
con motivo de la Exposición universal. En la actualidad el palacio acoge una serie de museos, y desde su terraza
las vistas de la Torre Eiffel, Sena y los Inválidos son impresionantes.
o
Las
Tullerías: EL nombre del palacio de las tullerías (o tejerías si traducimos
correctamente) tiene su origen en las fábricas de tejas que existían
antiguamente en este emplazamiento, las cuales fueron derruidas para permitir
la construcción del complejo. Sufrió numerosas remodelaciones en su historia,
hasta que finalmente quedó unido al palacio del Louvre. Justo enfrente, en el
228 de la RUe Ravioli se encuentra la terraza del Hotel Le Meurice, donde tiene
lugar la famosa cata de vinos de la película.
o
Boulevar
Clichy: también conocida como la calle roja de París, concentra a los cabarets
de la ciudad, entre ellos el conocido Moulin Rouge.
o
Iglesia
Sant Etienne du Mont: ubicada en la Rue de la Montagne Geneviène, consagrada a
la tumba de santa Genoveva (patrona de París), alberga las escaleras mágicas
donde cada medianoche el protagonista de la película, Gil Pender, sentado
espera al misterioso Peugeot Landaulet
1920 que le transporte a otra época diferente.
Esta Iglesia rodea al Panteón de París. Este
edificio, aunque en un principio se considero como una construcción religioso,
viendo la magnificencia de su construcción, se pensó que sirviera de mausoleo a
los grandes hombres de Francia. Allí se encuentran enterrados personajes tan famosos e importantes como
Voltaire, Victor Hugo, Marie Curie, Emilie Zola y el propio Soufflot su
arquitecto entre otros.
También alberga el féretro de Alejando Dumas cubierto por un manto azul de terciopelo con el lema de los mosqueteros: "Un pour tous, tous por un", (Uno para todos, todos para uno).
Debido a la gran altura del Panteón en 1851 Foucault construyo su famoso péndulo en su interior lo que demostraba que la Tierra giraba y la existencia de la fuerza de Coriolis.
También alberga el féretro de Alejando Dumas cubierto por un manto azul de terciopelo con el lema de los mosqueteros: "Un pour tous, tous por un", (Uno para todos, todos para uno).
Debido a la gran altura del Panteón en 1851 Foucault construyo su famoso péndulo en su interior lo que demostraba que la Tierra giraba y la existencia de la fuerza de Coriolis.
Como puede observarse, París es un lugar mágico, lleno de romanticismo, por lo que no es de extrañar de haya sido escenario de numerosas películas. Medianoche en París, y El Código Da Vinci son sólo dos ejemplos, a través de los cuales se puede realizar una visita guiada por la ciudad.
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