PEÑA GRATAL
Este
domingo hemos elegido un destino cercano, una excursión fácil, pero
atractiva, llevábamos largo tiempo hablando de ella pero nunca hacíamos el
esfuerzo para realizarla y sin embargo, cada vez que la distinguíamos, a
nuestra izquierda, camino de otras cumbres del Pirineo, nos llamaba como las
sirenas a Ulises.
Peña Gratal
Dejamos
el coche en el aparcamiento situado junto a la hospedería de Argüís, junto al
pantano. Cruzamos por encima de la presa siguiendo un camino que serpentea,
paralelo, junto a las aguas en breve subida.
Continuamos
este camino, bajo los árboles, hasta tomar el ramal izquierdo de una
bifurcación.
" Cuenta la leyenda que Gabarda tuvo una hija,
Gabardiella. En su juventud se enamoró de un buen mozo, Gratal. Eran tan
felices los amantes que provocaron que el padre de ella, la montaña Gabarda,
sufriera de celos por su hija. Por ello, encargó a un gigante que les separara
y contrato al Tozal, el más grande y fuerte de todos.
Él, de un tajo separó por la fuerza a los amantes en lo que es el
cauce del Flumen y el Salto de Roldán.
Los dos amantes no pudieron nunca más estar juntos y Gabardiella murió
de pena y se convirtió en piedra. Gratal por su parte antes de morir juró que
vengaría a su amada.
Un día, dió un terrible golpe al Tozal y lo mató. Cuando cayó, formó
en la Sierra de Guara la imagen de un gigante tumbado, con su cara, pecho y
piernas que se ve claramente cuando te acercas desde la zona Sur de Huesca. Luego,
Gratal, al igual que su amada, se convirtió en piedra y lo vemos actualmente
con sus caras planas a la izquierda de la sierra."
Junto
a esta senda encontramos diversos carteles indicadores, uno al pico Las Calmas
y otro a un antiguo pozo de hielo restaurado.
Media hora después, en una explanada,
otro indicador. La flecha indica una senda ascendente junto a los postes
amarillos del gaseoducto.
Ahora
tenemos que tomar una decisión. O coger la línea recta desafiante por su dureza
del cortafuegos o una pista más suave pero más larga que surge a la derecha.
Por supuesto, seguiremos por el cortafuegos.
Además
de la dureza de la ascensión por este tramo, también tenemos que tener cuidado
con las piedras todavía heladas, que resbalan peligrosamente entre pinos, boj y
hayas.
Una
vez arriba, hacemos un alto para recuperar el aliento, desde donde se vislumbra
las caras de piedra del pico Gratal.
Iniciamos
un breve descenso hacia los campos de Fenes, siguiendo una senda bien marcada.
Una vez abajo hay que encontrar dos mojones entre la espesura de matorrales a
modo de portón desde donde sale una estrecha senda que va ganando altura con
decisión zigzagueando camino a la cima.
Ya
arriba, observamos el rombo con la cruz tan característico de esta cima.
Disfrutamos
de una gran panorámica de todos los puntos cardinales, gracias a la buena
visibilidad. Otras veces es también un espectáculo observar los bancos de
niebla que cubren la Hoya de Huesca. Prestamos atención a la belleza que nos
ofrece toda la Hoya, La Sotonera, el Moncayo con su punta nevada, los Pirineos,
la sierra de Guara con el Tozal y la Sierra Caballera.
Buscamos
el abrigo en este día tan frío, después de la foto de rigor, para dar cuentas
de nuestras tortillas.
Total unas 2 horas y media de subida.
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