Quebrantahuesos 2013 marcha cicloturista
Sensacional, no puedo comenzar este artículo por otra palabra que mejor describa el día de hoy, 22 de junio de 2013. Por segundo año consecutivo llegó el día de ponerse a los mandos de la bicicleta y descubrir si todos los meses de preparación, todos los kilómetros recorridos, todas las horas y litros de sudor han merecido la pena. Todo, para una única mañana, para una prueba, la
Quebrantahuesos.
Son muchas las marchas cicloturistas que todos los años se celebran en España, pero solo hay una que es “la marcha”. Se llama la Quebrantahuesos y desde hace 23 años se celebra el tercer fin de semana de junio en
Sabiñánigo (
Huesca).
Los días previos a la quebrantahuesos 2013
Después de una primavera bastante lluviosa y con un tiempo muy inestable, emprendimos mi mujer y yo viaje hacia Sabiñánigo. Habíamos tenido suerte y un hotel del mismo pueblo nos había hecho hueco, un puntazo para los que participamos no tener que mover el coche para tomar la salida.
Llegamos a la zona Expo y de recogida de dorsales sobre las 7 del viernes y lo primero que hicimos fue acercarnos a saludar a todo un mito y gran persona en esto del ciclismo y de la Quebrantahuesos,
Chema Arguedas, con el que tuve el placer de intercambiar unos breves momentos y tomar esta foto para el recuerdo.
Cogimos el dorsal y nos fuimos directos al hotel para desembarcar los trastos y cenar, a la mañana siguiente necesitaría todas las energías posibles y estaba un poco preocupado pues entre la mala meteorología de la semana previa y un montón de trabajo repentino, no pude hacer la puesta a punto como me hubiera gustado. Así que cenamos y seguidamente un paseíto de activación de piernas y a la habitación a preparar la ropa del día siguiente y a dormir.
Comienza la aventura Quebrantahuesos
El siguiente sonido que irrumpiría en mis oídos sería el zumbido del despertador, seguido de varios “clac, clac” inconfundibles de trinquetes de núcleo de rueda y de calas golpeando en las baldosas del pasillo. El buffet hacía 30 minutos que había abierto y algunos ya se disponían a ir a la salida. Me levanto de un salto, cambio el pijama por el pantalón y bajo a desayunar. Café, zumo, dos tostadas, un sándwich de jamón y queso, croissants y yogur con cereales. Una buena carga para comenzar la mañana. Vuelvo a la habitación, es el momento de darse una ducha que active un poco el cuerpo y seguidamente prepararme y dirigirme a la salida.
Me separan apenas tres kilómetros de la salida pero se hacen interminables, miles de coches, bicicletas y peatones se cruzan en el camino, Sabiñánigo huele, sabe, suena a bicicleta y a fiesta. Es una sensación única. De repente, antes de llegar me encuentro metido en un pelotón, si, curiosas las agrupaciones antes de comenzar la marcha. En las afueras se ve que algunos estaban apretados de verdad y saludaban al pasar con el papel higiénico en alto, agazapados cual leopardo vigilando a su gacela.
Llego una hora antes del petardazo que anunciaría el arranque de la Quebrantahuesos 2013, había quedado con Koke, pero se olvidó el teléfono y no pude contactar con el, así que me coloco en parrilla, veo que he conseguido ponerme en una zona bastante adelantada, pero claro, no tengo cajón y delante de mí habrá al menos 4000 personas. Durante esos sesenta interminables minutos, permanece todo el mundo en pie, cada pocos minutos se marcha alguien a sus urgencias fisiológicas y te pide que le sujetes la bici. A diez minutos del inicio, aprovecho para completar el desayuno con un plátano, se que me vendrá bien en los primeros compases que suelen ser rápidos y descontrolados.
A la hora indicada, el chupinazo abre la marcha, comienzan a salir los participantes de los cajones, a los del pelotón nos tienen retenidos como reses en el corral. Tardan en dejarnos salir más de diez minutos y comenzamos la marcha por las calles de Sabiñánigo.
La marcha cicloturista quebrantahuesos
La salida muy bien organizada rápidamente va poniendo a cada cual en su sitio, cada uno a su grupo. Entramos en la autopista y empieza la selección natural, grupos muy rápidos, grupos demasiado lentos, tardas más o menos 20 minutos en encontrar tu posición ideal. A los pocos kilómetros de la salida el Sol hizo acto de presencia y nos acompañaría toda la ruta. El discurrir en la primera parte de la marcha es rápida, se rueda a más de 40 y de 50 en algunos tramos, llegando a Canfranc a más de 35 de media, que luego se reduciría al subir Somport, primera chincheta en el mapa y que coroné con 15 minutos de antelación al año pasado.
Subiendo
Somport, me encuentro a un par de colegas de la peña CicloSprint de Camargo, conversamos brevemente y llegamos a la cima del puerto. En la bajada me dieron una pasada que me quitaron las pegatinas. La bajada de Somport a Pau se caracteriza por tener un primer tramo de 6km técnicamente complicados por la humedad del firme y luego 34km que fatigan en exceso los brazos y hombros. Bajo en una grupeta muy maja, seremos como 40 y la verdad es que rodamos muy pero que muy bien. Hasta el momento no ha habido grandes incidentes, o al menos no los he visto y otros quince minutos que arañé al reloj con respecto a 2012.
Acabamos la larga bajada y comenzamos el ascenso al
Col de Marie Blanque, la segunda chincheta, que tiene en total 10km de ascenso, pero los cinco últimos son al 11% de desnivel medio y creedme cuando os digo que no baja del 9% en ningún momento. Vuelvo a conectar con los dos camargueses y cada uno sube a su ritmo. Me encuentro también con Chema que como todos los que allí estábamos puso el motor a su ritmo de sufrimiento y parriba. Es curioso ver como a medida que van transcurriendo esos cinco kilómetros fatídicos, las bicicletas comienzan a dibujar eses en el asfalto. En coronar el Marie Blanque creo que tarde lo mismo que el año anterior.
Es en estos momentos en los que se te vienen a la memoria los nombres de compañeros con los que a diario compartes ruta y en este día no están, Jose, Nacho, Fonso, Juan, Juancar, la lista es muy larga.
La bajada del Col de Marie Blanque hay que hacerla con mucho tacto, tiene algunas curvas cerradísimas y con algo de gravilla en el firme. Me pasan muchos ciclistas pues bajan a tumba abierta, en el tramo final, que es más asequible, consigo engancharme a un grupo que a buen ritmo me acercaría hasta la base del Col du Portalet.
Superados los dos primeros puertos me queda escalar el
Portalet 28km con algunos tramos duros donde el asfalto se agarra. Como en los anteriores, comienzo ya metiendo el 34 y regulando los piñones en función del porcentaje. Subo ligero de piernas, buenas sensaciones y eso que llevo el culo que parece un semáforo en rojo. Al igual que el año anterior, corono portalet con buenas sensaciones, sufriendo tan solo en los últimos 3 kilómetros. Durante la subida me pasan muchos, paso a otros tantos y se cumple la máxima de que el Portalet dictará sentencia de tu paso por la Quebrantahuesos.
Comienza la bajada, rápida y peligrosa bajada hacia Biescas. Subo la cremallera de la chaqueta, me había equivocado al seleccionar la ropa y pagué con algo de deshidratación el exceso de protección térmica, como compensación evitó que me detuviera para poner o quitar el chubasquero. Me adhiero como una lapa a otro grupo que baja realmente rápido, el velocímetro marca casi 75kmh, no le dejo superar esa cifra pues no se como responderán las zapatas en las ruedas nuevas. En menos de lo que pensaba, encontramos el desvío hacia Hoz de Jaca, la última tachuela del camino.
Hoz de Jaca con sus 2.5km de 8% de media lo subíamos ya con la luz de reserva encendida, si queríamos llegar en un estado decente no podíamos dejar toda la energía allí. Quedaban 25km a meta y como eran de esperar el viento nos iba a visitar como en años anteriores. Corono Hoz de Jaca mejor de lo que esperaba y comienzo a bajar, recuerdo del año pasado como una bajada realmente peligrosa que la organización se afanó en proteger con chinchoneras tapando los guardarailes de las curvas más complicadas, asfaltando algunos tramos descarnados. Un 10! Para la organización!
La llegada a meta
Enlazo de nuevo la carretera, voy a plato desde la bajada y el repecho de enganche es mortal, aprieto los dientes y aguanto porque si cambio el plato pierdo el grupo. Echamos el resto para montar un grupo de ciclistas en el que hay dos féminas y rodamos muy bien. Pero la suerte estaría de nuestro lado, a pocos kilómetros de la llegada nos adelantaba un pelotón mayor, tirado por un equipo al completo. Nos agrupamos y de 15 pasamos a ser casi 100, la velocidad aumentó considerablemente e iríamos así hasta la meta donde llegamos en 7 horas y 2 minutos, un tiempazo para mis intenciones y sobre todo habiendo llegado sano, salvo y sin incidentes.
Ya en meta estaba mi sufridora, mi esposa para refrescarme con sus ánimos y compartir un buen plato de fideua, que nos ofrecía la organización.
Esta es otra experiencia positiva del ciclismo, del deporte y sobre todo de las personas. En el capítulo de agradecimientos, que he querido dejar para el final, no quiero olvidarme de nadie, pero si lo hago no es conscientemente pues las gracias es como la lotería de navidad, está muy repartida.
MESÓN EL MOLINO
Para recuperar fuerzas, para almorzar, comer, merendar y cenar el Mesón el Molino.
No tengo nada que ver ni gano nada en ello pero cuando dos personas, concretamente dos hermanos, hacen las cosas tan bien, ponen tanto entusiasmo en ello y encima disfrutan del trato con sus clientes merece la pena recomendarlo.
En la recta que une las poblaciones de Biescas y Sabiñanigo en el pequeño pueblo de Escuer se encuentra el restaurante Mesón el Molino. El antiguo molino de pueblo se ha reconvertido en un lugar donde la cocina se encuentra siempre abierta, con comida casera aragonesa.
Tostadas, platos combinados, ensaladas, carnes a la brasa, postres caseros... son algunas de las sorpresas que esta sencillo aunque coqueto y tipicamente decorado establecimiento guarda en su interior para quienes queráis pasar a visitarlo.
Un pequeño restaurante, con una capacidad de hasta unas cuarenta personas, y que con un menú entre semana de 10.00 euros, y el fin de semana de 12.00 euros, acompañados de una exquisita carta cantada y unos platos combinados que se salen de la bandeja.
Hoy hemos parado a comer, bajando de ver ayer la Quebrantahuesos a Zaragoza. Hemos tomado unas migas que hacen exquisitas, y un asado de ternasco impresionante. No cabía nada más en nuestro estomago pero cuando hemos visto los postres caseros que realiza Leticia no hemos podido resistirlo.
En la mesa de al lado Juanito Oiarzabal con unos compañeros que bajaban de ascender la Gran Facha. También parece un asiduo a la casa.
Felicidades.
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